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sábado, 30 de abril de 2011

El fantasma de la Basílica de Guadalupe



Cuentan que en un diciembre cuando hay más visitantes a la basílica de Guadalupe, salió de San Luis Potosí un grupo de peregrinos llenos de fe y devoción a visitar a la virgen de Guadalupe, después de un largo y cansado camino, al fin llegaron a la ciudad de México, como ya era tarde, un poco más de media noche, decidieron esperar a que amaneciera para entrar a la basílica, así es que se acomodaron a dormir algunos fuera de la basílica para guardar lugar y poder entrar temprano y después tener tiempo de conocer la ciudad, otros prefirieron dormir calientitos y más cómodos en el autobús que los transportaba.

Quienes durmieron fuera de la basílica cuentan que después de acomodar las cobijas para acostarse se pusieron a platicar en espera de que llegara el sueño, cuando de pronto, se alcanzó a ver una luz que parecía salir de la antigua Basílica de Guadalupe, al poner atención se dieron cuenta de que era una mujer con una vela que seguía encendida a pesar del viento, caminando hasta la nueva Basílica, la gran sorpresa fue al ver que entro a la basílica atravesando las paredes, se dice que Algunos por curiosidad han entrado a la Basílica y la han visto dejar la vela en ofrenda, rezar y después desaparecer.

Se rumora que es un alma en pena que cumple un mandato que no cumplió en vida.

Los peregrinos que cuentan la historia en esta ocasión, prefirieron ir a dormir al autobús junto con los demás compañeros y regresar al otro día cuando ya haya amanecido a ver a la virgen de Guadalupe.

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viernes, 29 de abril de 2011

La mujer herrada


Se cuenta que en ciudad de México, alrededor del año de 1650, vivía herrero, y no muy lejos de su casa su compadre, un buen hombre quien se encontraba en concubinato con una mala mujer.
El herrero visitaba con mucha frecuencia a su compadre y le aconsejaba renunciar a ese concubinato pero él no quería, pues al parecer estaba muy enamorado de su concubina y no le importaban los malos tratos que le daba, además de infidelidades.


Una noche, el herrero fue despertado por unos golpes muy fuertes en la puerta de su taller, al abrir se encontró con tres hombres negros que le entregaron a una mula y un recado de su compadre, en el que le suplicaba por favor que le herrara la mula, pues en la mañana cabalgaría hasta el Santuario de la Virgen de Guadalupe. El herrero le clavó las cuatro herraduras a la mula y antes de amanecer la entregó a los tres hombres, quienes le pegaron tan cruelmente al animal que el herrero los reprendió.


Por la mañana fue a casa del compadre para saber el porque de su partida tan apresurada al santuario, pero le sorprendió mucho encontrarlo aun dormido en la cama, lo despertó y le contó lo sucedido con la mula y los tres negros aquella noche. El compadre negó haber mandado mula alguna y dijo que el no tendría ninguna salida para el santuario ese dia, ni le había mandado ningún recado con nadie, por lo que ambos supusieron que algún travieso les había jugado una broma y para celebrar la broma quiso despertar a su concubina, pero ella no se movió, insistió y se percató de que había muerto.


Al levantar las cobijas se horrorizaron al ver las cuatro herraduras que se le habían puesto a la mula la noche anterior en las palmas de las manos y plantas de los pies de la mujer, el freno en la boca y los golpes.


Ambos se convencieron de que todo aquello había sido efecto de la Divina Justicia, y que los negros eran ángeles. Hubo otros tres testigos del cadáver, el cura Dr. Francisco Ortega Ortiz, el R. P. Don José Vidal y un religioso canelita, venidos al lugar de los hechos. Los tres respetables testigos acordaron el entierro de esa mujer en la misma casa y guardar en secreto permanente lo sucedido.


Por : Elizabeth Monsivais
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jueves, 28 de abril de 2011

EL PUENTE DE LOS DUENDES




En Puebla, hay un puente al que le llaman EL PUENTE DE LOS DUENDES ya que existe una leyenda sobre el, los vecinos del puente dicen que unos duendes arrastran a la gente hacia la parte baja del puente, no se sabe para qué, ya nadie ha regresado de allí y cuando se le busca no hay rastros.


Resulta que un día don Pablo al regresar de una fiesta en el pueblo y ya demasiado tomado, se le ocurre ir a buscar leña, y la encuentra cerca del puente, y él conociendo desde niño de lo que allí sucede trata de ir lo más rápido posible de regreso.......cuando de pronto vio que se movían unos matorrales, asustado trata de irse en ese momento de ahí pero, cuál sería su sorpresa al ver salir de los matorrales una gallina grande y gorda, entonces imaginando ya la suculenta cena que se iba a preparar con esa gallina, trata de agarrarla y cuando está apunto de agarrarla la gallina se le escapa, ya enojado por no poder agarrarla sigue tras ella hasta que extrañamente la gallina se detiene justamente en un extremo del puente, fue entonces cuando se dio cuenta que era un duende que se había convertido en gallina para engañarlo y atraerlo hacia el puente.



A pesar del enorme miedo y ganas de salir corriendo inexplicablemente su cuerpo no le respondió y se quedó paralizado y fue arrastrado hacia adentro, debajo de aquel puente se encontraba la gallina que el había perseguido pero la pobre estaba siendo mutilada por duendes que reían mientras lo veían como se acercaba.

Se sentía con el cuerpo adormecido, pero que en un momento de lucidez, hizo la señal de la cruz, y como pudo dijo " padre nuestro, si mi carne es para los demonios, al menos deja que mi alma esté contigo en el paraíso" después de esto se oyeron gritos lastimeros desde adentro del puente, la gallina se transformo en un hombrecito de menos de un metro y los otros duendes le advirtieron que huyera y que jamás contara lo sucedido porque en otra ocasión no tendrían compasión con el........

Al despertar era de día y entonces pensó que había sido un sueño, de hecho rezaba para que hubiera sido un sueño , pero al levantarse pudo ver sus piernas desgarradas y desangradas en dirección del puente, como pudo se levantó y vió plumas con sangre.........
Jamás volvió a acercarse al puente.

Por : Elizabeth Monsivais
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miércoles, 27 de abril de 2011

UN RELATO DE BRUJAS


En cuanto a brujas, hay muchos relatos por todos los pueblos del mundo, este es uno de ellos.

En Hidalgo, un Amigo a quien llamaremos Juan caminaba por la carretera al regresar de trabajar, ya era de noche cuando el caminaba tranquilamente rumbo a su casa cuando de pronto, de entre el monte salió una un extraño y enorme pájaro que empezó a volar por encima de él, daba vueltas siguiéndolo por la carretera en medio del despoblado, de vez en cuando pasaba rozando su cabeza.

El pájaro cada vez que pasaba sobre el jinete emitía un silbido extraño, esto causo algo de sospecha por parte Juan, quien pensó que podría tratarse de una "bruja", ya que al parecer tiene un silbido muy peculiar y se podían convertir en aves por las noches.

Así que pensó en algo para deshacerse de ella, el siempre traía un machete bien afilado, así que lo tomó por el mango pero lo agarró al revés para golpearla con el lado que no tenía filo.
Se detuvo un lado de la carretera, y el pájaro se posó sobre el tronco de un mezquite que estaba en medio del monte, mirándolo con sus ojos que brillaban de una forma muy extraña que provocaba escalofrió.

El fingió que iba a encender un cigarro, pero seguía viendo de reojo el pájaro, y de pronto el pájaro se elevo en el cielo y se abalanzó sobre él, y este sin titubear un instante le propinó un fuerte golpe con el lado sin filo de su machete, haciéndola caer al suelo a unos metros de su caballo. El pájaro aturdido por el golpe intentó volver a elevarse aleteando, pero Juan le propinó varios golpes más hasta que logró dejarla inconsciente.

El Juan se fijo muy bien el lugar en donde había quedado el pájaro y al día siguiente, antes de llegar al rancho a trabajar, fue de la noche anterior.Y el llegar se llevó una gran sorpresa, pues lo que encontró fue a una mujer inconsciente, vestida de negro y toda golpeada, se trataba de una vecina del pueblo; al revisarla más de cerca con la vista se percató de que tenía muy claras las huellas de los golpes como hechos con el lado sin filo de un machete, como los golpes que le había dado al paja la noche anterior. Todo indicaba que ella era el pájaro, esa mujer era una bruja.

La experiencia de Juan corrió por todo el pueblo y días después la señora se fue y no se volvió a saber de ella.


Por : Elizabeth Monsivais
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martes, 26 de abril de 2011

EL PUENTE DE SANTA ANA (LEYENDA DE GUANAJUATO)



A 20 km de la ciudad de Guanajuato, sobre la carretera que va a Silao, se encuentra el puente de Santa Ana, cuyo nombre se debe a que atraviesa el arroyo de este nombre, permitiendo el paso a los peatones y vehículos.

Se cuenta que en una ocasión iban transitando por el puente dos estudiantes de la universidad, venían comentando precisamente, de la leyenda del puente que al cruzar por este puente a las doce de la noche aparece de pronto una luz muy grande y brillante lo que ha ocasionado varios accidentes en este puente.

En esta plática estaban, cuando de pronto, después de cruzar el puente, vieron a una señora.

Tratando de ayudarla, detuvieron el coche a un lado de la ella, ofreciendo llevarla, la señora subió al asiento trasero sin pronunciar palabra alguna, los muchachos quisieron saber porque estaba sola a esas horas, y preguntaron si no conocía la leyenda, pero la señora no respondió a ninguna de sus preguntas, por lo que prefirieron guardar silencio y seguir su camino.

De pronto al voltear a ver a la señora para preguntarle hacia donde se dirigía, se llevaron una gran sorpresa, "" el asiento trasero estaba vacío "", la mujer había desaparecido repentinamente.

Los muchachos continuaron su camino en silencio, la leyenda del puente embrujado era verdad pero ellos no vieron la luz, sino algo muy distinto a lo que esperaban.


Por : Elizabeth Monsivais
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domingo, 24 de abril de 2011

LA LLORONA POTOSINA




Por calles estrechas de la ciudad, apareció una mujer con vestido y manto blancos; al caminar dejaba una estela que emanaba reflejos luminosos. Deambulada generalmente después de las doce de la noche, aunque no siempre como fantasma, porque cuando se dejaba ver, normalmente tenía todo el aspecto de una persona común y corriente, si bien no era usual que una dama caminara sola a esas horas.

Los caballeros noctámbulos la saludaban y ella contestaba con gracia, siguiendo apresurada su camino. Los que dicen haberla visto dicen que tenía un rostro hermoso y melancólico, se llamaba Lucia y que de día visitaba a personas amigos que sospechaban que era la Llorona. Ocurría la coincidencia que siempre que esta mujer paseaba por las calles hacia al rio Santiago en las orillas de la Ciudad, se oía el prolongado y lastimado grito de Aaaayyyyyyy mis hiiiiiijjjooooossss…! Una y otra vez.

Al día siguiente la gente comentaba: “ Que cosa más curiosa y casual, anoche encontré por una estrecha calle del rumbo de Santiago a Lucía y al perderla de vista escuché un llanto semejante al que dicen que hace la Llorona”. Y otras personas comentaban “Yo también escuché un lamento”, Yo también… esto sucedía con bastante frecuencia.

Cierta vez en la que se organizó unafiestaen la casa de una la familia de renombre donde se habían reunido varias amistades, estaba también Lucía; se veía contenta, hasta risueña, no obstante algo extraño reflejaba su rostro, algo como una preocupación o un lejano recuerdo que la entristecía. Iba sola, como siempre que asistía a cualquier lugar; no se le conocía pariente alguno, vivía sola en una casita en los aledaños del barrio de Santiago al norte de la ciudad, muy cercana del rio del mismo nombre. Nunca se supo el origen de Lucía; era una mujer joven y bella, envuelta en un bajo misterio; ella nunca habló de su procedencia, tal vez porque nadie se lo preguntó. Eran las doce de la noche cuando Lucía se despidió de las personas reunidas en la fiesta. No bien había salido de la casa cuando se dejó oir un lamento largo, tenebroso clamando por sus hijos. Todos los que permanecieron en la casa referida quedaron como petrificados, paralizados por el terror.

hubo un largo silencio. Cuando pasó el pánico y volvió la tranquilidad algunos comentaron “y la pobre de Lucía se fue sola”… Alguien dijo en tono de broma: “¿No será ella misma la Llorona?” Todos se rieron porque el chiste les hizo gracia, menos una mujer que tenía dotes de clarividencia y que ya había notado en Lucía algo extraño, algo que le hacía sentir como que no perteneciera a este mundo, que aquí estaban purgando una pena, ella sabía que Lucía bien podía ser la Llorona.

Una noche cerrada, en que no brillaban las estrellas, una de esas noche en que el frio es intenso y la lluvia pertinaz, asistió Lucía a una de esas acostumbradas fiestas provincianas, amenizada con piezas de violín, piano, cantos; nutrida con exquisitas viandas y endulzada con variados postres.

Un elegante joven, ataviado con traje de fina procedencia inglesa, vio a Lucía por primera vez y quedó impresionado ante su extraña belleza, cuyo rostro resaltaba emergiendo de un ropaje coloreado en varias tonalidades de azul cobalto envuelto en una capa tornasol bordada con perlas.

El joven miraba extasiado aquella belleza extraña. Llegó el momento en que Lucía debería retirarse, él se ofreció para acompañarla a su domicilio, a lo cual accedió ella después de insistentes ruegos tanto del joven como de los anfitriones. Subieron al coche tirado por un caballo y tras de caminar un rato, cuando se oyeron sonar a lejos doce campanadas, Lucía dijo de repente:

“aquí me bajo, alguien me espera“; Y sin hacer parar el coche bajó de él y tendió un vuelo tenue, con su vestido luminoso, casi pegado al suelo. Enseguida se escuchó el grito lastimero: aaaaaaaaaayyyyyyyyyy mis hiiiiiiiiiiiiijjjjjjjjjjjjjjooooooooooosssssssssssssssss…! Que se perdió en la distancia, en medio de la lluvia nocturna. El joven quedó paralizado de miedo, después dio un fuerte chicotazo al corcel y a carrera tendida se alejó de ese lugar.

Contó a todos lo acontecido, unos le creyeron, otros no, pero la verdad es que Lucía jamás volvió a aparecer por ningún lado.

Sin embargo, hay quienes aseguran que todavía hoy, han oído el triste lamento de la Llorona Potosina.

Por : Elizabeth Monsivais
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sábado, 23 de abril de 2011

EL ANILLO




Todo comienza en una noche obscura y lluviosa, cuando Ricardo viajaba por la carretera que estaba muy resbalosa debido a la lluvia, cuando alcanzo a ver enfrente de él a un automóvil derrapando y salirse de la carretera, pudo ver como daba vuelta y vueltas hasta quedar desecho.

Preocupado se estaciono, y bajo de su carro para ver si los pasajeros del auto accidentado se encontraban con vida y así poder ayudarlos.

Al llegar al vehículo solo encontró a una señora de alrededor de 60 o 70 años, pero al acercarse se dio cuenta de que ya había muerto, volteo a todos lados para ver si había alguien mas pero al parecer la señora viajaba sola, así que decidió llamar a emergencias y seguir su camino, cuando de pronto en el dedo de la señora vio brillar un anillo muy peculiar con un símbolo muy extraño y al parecer muy cotoso, sin pensar se lo quito del dedo, lo hecho a su bolsa y se fue dl lugar del accidente.

Un año después cundo Ricardo transitaba por la misma carretera, comenzó a llover muy fuerte y no se podía ver el camino, en su mano brillaba el anillo que había robado aquella noche del cuerpo sin vida de la señora, se quedo pensativo un momento, era muy difícil manejar en medio de aquella tormenta, cuando de pronto, algo se atravesó en su camino, no supo que era, quiso frenar pero la carretera mojada lo hizo volcarse, el auto giro y giro, hasta detenerse desecho.

Ricardo quedo mal herido, intento salir del auto pero estaba atorado. Volteó a todas partes en busca de ayuda y se dio cuenta que era el mismo sitio del accidente del año pasado, sintió un escalofrió recorrer su cuerpo, grito pidiendo ayuda, cuando de pronto vio a lo lejos a una señora que se acercaba, grito nuevamente para que lo ayudara, la señora se acercaba cada vez más, era una señora ya grande de unos 70 años, él le gritaba que lo ayudara pero ella no respondía, de pronto, la señora asomo su cabeza al interior del auto, y Ricardo creyó reconocer la cara ensangrentada de la señora que lo miraba fijamente, a escasos centímetros de su cara, era la misma del accidente de un año antes, Ricardo no podía hablar, ni moverse, solo la miraba como se acercaba hacia el, y de pronto la señora le dijo: Solo vengo a recuperar lo que es mío y que tú te habías llevado.
Y tomo la mano de Ricardo y le quito el anillo.
Al siguiente día cuando llegaron los paramédicos Ricardo había muerto, lo raro dijeron era que ninguno de los golpes que tenia podría haber causado su muerte, Ricardo murió de un ataque al corazón, y en su mano se podían ver unos rasguños muy profundos y la marca de un anillo que nunca encontraron.
“Las pertenencias de los muertos debes respetar, o tal vez por ellas puedan regresar.”
Por : Elizabeth Monsivais
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miércoles, 20 de abril de 2011

El Juego Inolvidable

La otra noche estaba Claudia la tia de una amiga jugando a la baraja con su esposo, su hermana y un cuñado de ella, ya era costumbre que se juntaban a jugar los viernes alrededor de las ocho de la noche para irse cada quien a su casa más o menos a las diez u once de la noche, pero en esa ocasión al parecer estaba muy bien el juego y sobre todo la apuesta, así es que se extendió el juego y se hizo tarde, dieron las doce de la noche y ellos siguieron jugando.

De pronto se escucho que tocaron a la puerta, se les hiso raro que alguien tocara a esas horas pero Claudia fue a ver quién era, abrió la puerta y la calle estaba sola, regreso a jugar diciendo que a lo mejor sería algún borracho que se equivoco de casa, todos se rieron y siguieron jugando.

Cinco minutos más tarde, se escucharon pasos y ruidos como de cadenas en el pasillo fuera del cuarto, por un momento se quedaron inmóviles, lo tomaron a broma nuevamente, asi es que siguieron jugando.


Un rato despues se volvio a escuchar los mismos pasos y ruidos de cadenas pero esta ves acompañados por unos lamentos que causaban escalofrio, fue entonces cuando se asustaron y dejaron de jugar y pensaron en irse cada quien a su casa pero al abrir la puerta del cuarto en el que estaban jugando vieron al fondo del pasillo la silueta de un hombre arrastrando cadenas, fue tal el miedo que tenian que no salieron del cuarto en toda la noche hasta que amanecio.
Al otro día cuando le contaron al papá de Claudia, un señor ya grande y con muhca experiencia, dijo que ellos ya debían de saber que cuando se juega baraja de noche el diablo está presente y se manifiesta de varias formas.



Por : Elizabeth Monsivais
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EL CHARRO NEGRO

Rosa tenía muchas ganas de ir al baile que iba a estar en un rancho vecino, pero como sus amigas ya se habían ido, sus papas no la dejaron ir ya que no querían que se fuera sola en la noche.


Sin embargo, eran tantas las ganas que tenía rosa de ir a ese baile, que en cuanto sus papás se durmieron ella se escapó y empezó a caminar en dirección al baile, estuvo caminado varias horas hasta que se dio cuenta de que se había perdido, pues el baile era en un rancho muy cerca y ya hacía varias horas que debía de haber llegado, ya estaba muy asustada pensando cómo iba a hacer para regresar a su casa, cuando de pronto se escuchó el trotar de un caballo y en seguida pudo ver a un joven muy guapo vestido de charro con un traje negro y montado en un caballo muy bonito también de color negro.



Cuando el charro se le acercó y le dijo:



- A dónde vas preciosa.
- Voy al baile, pero me perdí, respondió Rosa.
- Yo voy para alla, ¿quieres que te lleve?. – Le dijo el charro.
- Claro.-Contesto Rosa, al momento que se montaba al caballo.



Cinco minutos después, llegaron al baile y Rosa empezó a bailar con el charro, que no se separó ni un minuto de ella.



Media hora después, Rosa creo ver a un vecino de su casa saludarla, lo atemorizante era que ese vecino hacía varios años que había muerto, entonces se dio cuenta de que todos los presentes, saludaban con respeto al charro con quien ella bailaba, y empezó conocer a algunos los asistentes al baile y se dio cuenta que todos habían muerto, entonces por instinto volteo a ver los pies del charro y lo que vio fue horrible tenía una pata de gallo y otra de chivo, volteo a la cara y vio como de la frente del charro salían unos cuernos ERA EL DIABLO.

Era tanto el miedo que tenía Rosa que llorando cerro los ojos y empezó a rezar, mientras solo escuchaba las carcajadas de quien la había acompañado durante todo el baile, ella rezo y rezo hasta que, ella rezo y rezo hasta que a no escucho nada, abrió los ojos y se encontró en un llano sola y muy lejos de su casa, pero viva y a salvo, fue lo que pensó Rosa y entonces camino hasta su casa, cuando llego a su casa y contar lo que había pasado, sus papas solo dijeron, El diablo siempre está al asecho, esperando la oportunidad de llevarse con él las almas perdidas.




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martes, 19 de abril de 2011

LA MALTOS





Se dice que en lo que hoy es el Edificio Ipiña, ubicado en la avenida Venustiano Carranza esquina con Damian Carmona frente a la plaza de los fundadores en san Luis Potosi, antes de su construcción (1903) era un lugar donde recluían a personas que la inquisición interrogaba y torturaba por herejía, brujería y hechicería.

Una mujer que tuvo su residencia oficial en el edificio antes mencionado conocida como la Maltos, se decía que practicaba magia negra, bujería y espiritismo, por irónico que parezca, la maltos era inquisidora, ella aplicaba el tormento a todas las personas que se decía practicaban las las artes obscuras, aplicandoles tormentos, y algunas veces esas personas eran asesinadas en las masmorras del edificio a causa de la crueldad de la Maltos, la gente de renombre, políticos, personas de la iglesia y la población en general, le tenían mucho temor y respeto, ya que tenía el poder de perjudicar a quien ella quisiera, era mejor no ser enemigo de ella.

Se cuenta que solía salir por las calles de la ciudad a horas altas de la noche en un carro tirado por dos enormes caballos, embrujados que obtenía dibujando en el muro de su habitación un coche tirado por dos enormes caballos negros, pronunciaba hechizos y ordenaba a los caballos arrancar, estos cobraban vida, carruaje y corceles salían a merodiar por la empedradas calles de la ciudad de San Luis, sacando chispas de fuego envueltos en llamas.


Un día la Maltos asesinó a dos personas de mucha influencia política y económica.

El alto orden inquisidor dio orden de arrestarla rodeando la casa donde vivía la Maltos, las autoridades entraron a capturarla, nada podía hacer que escapara de aquella sentencia nadie; la encontraron un jefe de la policía acompañado de dos subalternos, la Maltos no tuvo más remedio que entregarse diciendo:

Ha llegado la hora de perder, no puedo resistirme ante la fatalidad, aunque mis poderes no se han menguado, pues cuento con facultades que me han otorgado los dioses y esta en mi mano destruirlos en este momento, si así fuesen mis deseos; no obstante debo obedecer los mandatos de fuerzas superiores y me entrego a vosotros. ¿Puedo pedirles un último favor, una gracia?

El Jefe de Policía contesto que no era culpa suya que ellos solo abedecían ordenes superiores para que se cumpliera la sentencia a la que se había hecho acreedora.

No teman nada y no se preocupen por mi -Dijo la Maltos-, no cobraré venganza contra ustedes. Solo cumplanme este último deseo: quiero dejar aquí, en este salón, un recuerdo imperecedero, haré un hermoso dibujo.

El jefe accedió, la hechicera, con el dedo índice de la mano derecha, trazo en la pared primero los contornos de una carroza, luego las ruedas, la portezuela y dos grifos gigantescos que la jalaban; al conjuro de unas palabras cabalísticas, la carroza parecía moverse. Sonriendo, la Maltos volteó hacia sus aprehensores diciéndoles: “Os invito a que viajéis conmigo por lo ancho y largo de los continentes conocidos”. Ante la mirada estupefacta de los hombres armados, que permanecían como clavados en el piso, subió ágilmente y la carroza se fue perdiendo en un horizonte sin límites.
Salieron despavoridos el jefe policiaco y sus ayudante a narrar lo acontecido, pero, por supuesto nadie les creyó. Lo cierto es que nunca nadie volvió a saber de la Maltos...

Por : Elizabeth Monsivais
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lunes, 18 de abril de 2011

EN BUSCA DEL TESORO



Esto que les cuento, le paso a un primo de mi Papá, en un rancho de San Luis Potosí, al menos eso fue lo que contó mi abuelita la otra noche.


Pues resulta que al primo Pepe le gustaba andar buscando tesoros y en cualquier oportunidad se iba con amigos o primos, y en esa ocasión fue en semana santa, y todos andaban de vacaciones por lo que se juntaron seis de los primos y se fueron al rancho a buscar el tesoro que según decían estaba enterrado en una cueva, llevaban un detector de metales y fueron caminando toda la cueva donde contaba la gente que un hacendado había enterrado varias ollas de oro.


Pues bien, resulta que después de caminar por varias horas, el detector de metales empezó a sonar marcando hacia una pared, fue entonces cuando pepe y los demás empezaron a escavar, así estuvieron toda la tarde hasta empezar a obscurecer, y fue entonces cuando encontraron un hueco muy grande en el que se podían ver a varias ollas de distintos tamaños, lógicamente ellos saltaban de emoción cuando de pronto. . . . en un rincón sobre la más grande de las ollas, se alcanzo a ver la silueta de un hombre que los miraba fijamente y se escucho una fuerte carcajada, entonces, salieron corriendo asustados, solo Pepe se quedo ahí parado, no supo si fue que del miedo no se podía mover o que se sintió muy valiente, fue entonces cuando el señor se acerco a él y le dijo:


- Si, todo esto es para ti, y puedes llevártelo ahora mismo si lo deseas. - Pepe no podía hablar, solo se quedo inmóvil, y callado.


- Solo necesito como pago, el alma de tres de tus compañeros.


- Y entonces podrás llevarte todo lo que ves aquí y serás rico, muy rico.


- Tú decides. . . . .


Fue entonces cuando pepe reacciono y salió corriendo, cuando llego a la casa estaba muy pálido y no podía hablar, y después de esto, nunca más volvió a buscar tesoros.



La pregunta es ¿Tu qué harías su te ofrecieran ser muy rico, dando como pago EL ALMA DE TRES COMPAÑEROS?



Por : Elizabeth Monsivais


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domingo, 17 de abril de 2011

LA DAMA DEL VESTIDO BLANCO


Cuentan los abuelitos, que una noche después de un largo día de trabajo don Juan se fue a su casa para descansar ya que el día siguiente seria largo y con mucho trabajo, cuando en el camino alcanzo a ver la silueta de una dama alta, delgada, con un hermoso y largo pelo negro y un largo vestido blanco, él como buen enamorado apresuro el paso para alcanzarla y entonces le dijo “¿A dónde vas muñeca?”, pero ella no le contesto, eso no desanimo a don Juan y apretando el paso se acerco y le dijo : “¿No tienes miedo de ir tan solita?, te pueden robar”, “¿No gustas que te acompañe?”. La dama no contestaba, ni siquiera volteaba, por lo que se decidió a alcanzarla diciéndole:”No tengas miedo, quiero acompañarte y platicar un poco”. Sin hacer caso ella apresuró el paso, y don Juan hizo lo mismo. Caminaron un rato así hasta que él se decidió y alcanzándola estiró la mano para agarrarla de un brazo.

En el momento que la dama volteó con la luz de la luna llena, se pudo apreciar una flamante calavera.


Don Juan se quedó parado del miedo y la dama siguió rumbo al panteón. Cuando se le paso un poco el susto se regresó a su casa que estaba ya cerca. Tocó y le dijo a su esposa e hijos que no prendieran la luz, que cerraran y ya les platicaría por qué. Entró, se acostó y les contó todo lo que le había sucedido y el gran susto que se había llevado. A lo que su esposa le dijo “ Eso es lo que te sacas por andar de enamorado".


Por : Elizabeth Monsivais


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lunes, 4 de abril de 2011

LA NIÑA DE LAS 7 IGLESIAS:


Siendo una noche como todas, pero en especial, ésta era una noche un poco más fría, más obscura, cerca de la 1 de la madrugada, un taxista regresaba a su casa después de todo un día de arduo trabajo, en la calle ya no había ni alma de gente, pero al pasar frente al cementerio general de la ciudad se percató que una chica le hacía la parada, éste se siguió pensando que ya estaba muy cansado y que era muy tarde para hacer otra dejada. Sin embargo reflexionó y pensando en su sobrina de 17 años que fue violada y asesinada 3 años atrás, dijo, "pobre chica, no la puedo dejar ahí expuesta a no se qué miserable".

Retrocedió su taxi y llegó hasta ella, tenía aproximadamente entre 18 - 19 años. Al contemplar su rostro, el taxista sintió un frío intenso y cierto sobresalto, al que no le dio importancia, pues la niña era dueña de un rostro angelical, inspiraba pureza, de piel blanca, muy blanca, cabello sumamente largo, era delgada, facciones finas, con unos ojos grandes, azules, pero infinitamente tristes, tenía un vestido blanco, de encaje, y en su cuello colgaba un relicario bellísimo de oro, que se veía de época. El taxista acongojado le preguntó adónde la dejaba, y le dijo que quería que la llevara a visitar 7 iglesias de la ciudad, las que él quisiera, su voz era suave, muy triste, pero dejaba notar un timbre muy extraño, que le dejó una sensación de miedo y misterio.

El taxista la llevó a cada una de las siete iglesias sin replicar, en cada una pasaba cerca de 3 minutos y salía con una expresión de serenidad, de tranquilidad, pero sin abandonar de sus ojos esa mirada de infinita tristeza.

Al final del paseo, ella le pidió un favor. "Discúlpeme si he abusado mucho de su bondad, mi nombre es Alicia, no tengo dinero para pagarle ahora, sin embargo le dejaré éste relicario, y podría hacerme un último favor? Vaya a la colonia Jazmines ahí vive mi padre, entréguele mi relicario y pídale que le pague su servicio, ha, y dígale que lo quiero y que no se olvide de mí. Déjeme donde me recogió por favor." El taxista se sintió como en un trance, en donde actuaba automáticamente a la petición de la chica, y la dejó ahí, frente al cementerio. El hombre se fue a su casa, se sentía mareado, le dolía intensamente la cabeza, y su cuerpo le ardía por la fiebre que empezaba a tener, su esposa lo atendió de ese repentino mal, duró así casi 3 días. Cuando al fin pudo reaccionar y se sintió mejor, recordó su última noche en el taxi, recordó a la niña angelical de las iglesias, y recordó su última petición, que le hizo sentir un escalofrío intenso que hizo que se simbrara de pies a cabeza, aunque él no comprendía nada, pensó "que raro fue todo, seguro se fue de su casa, o tiene problemas, pero, ¿por qué en el cementerio? ¿quién era?, ¡¡El relicario!!", sí ahí estaba, sobre su mesita de cama, el relicario de Alicia, que ahora tenía restos de tierra. Se paró como un resorte, tomó su taxi y fue a la dirección que le diera la chica, pero no con la intención de cobrar, sino de descubrir, conocer, aclarar la verdad detrás de ese misterio que le inquietaba, que le estremecía, que no quería ni pensar. Tocó, era una casa grande, estilo colonial, vieja, entonces abrió un hombre, de edad avanzada, alto, de aspecto extranjero, con unos ojos, si los ojos de Alicia, así de tristes. El taxista le dijo "Disculpe señor, vengo de parte de su hija Alicia, ella solicitó mis servicios, me pidió que la llevara a visitar siete iglesias, así lo hice y me dejó su relicario como penda para que usted me pagara". El hombre al ver la joya rompió en llanto incontrolable, hizo pasar al taxista y le mostró un retrato, el de Alicia, idéntica a la de hace 3 noches. ¿Es ella mi Alicia?, le dijo el hombre, "Sí ella, con ese mismo vestido". "No puede ser, hace tres noches cumplió 7 años de muerta, murió en un accidente automovilístico, y este relicario que le dió fue enterrado con ella, y ese mismo vestido, su favorito... hija, perdón, debí hacerte una misa, debí haberme acordado de tí, debí...." El hombre lloró como un niño, lloró y lloró, el taxista estaba pálido, pasmado de la impresión,"había convivido con una muerta" eso lo explicaba todo. Volviendo de su estupor, le dijo al padre de Alicia, "señor, yo la vi, yo hablé y conviví con ella, me dijo que lo amaba, que lo amaba mucho, y que no se volviera a olvidar de ella, creo que eso le dolió mucho". Se dice que el padre de Alicia recompensó al taxista, le regaló toda una flotilla de taxis para que iniciara un negocio, todo en agradecimiento por haber ayudado a su niña adorada a visitar las iglesias en su aniversario fúnebre.


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